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Al celebrar un nuevo Día de la Madre, saludamos a todas las mujeres de nuestra comunidad parroquial y queremos volver la mirada a quien da nombre a nuestra parroquia: Santa Elena, una gran madre y una gran santa.

Santa Elena de Constantinopla no solo fue madre del emperador romano Constantino I, quien otorgó libertad a los cristianos tras siglos de persecución; también fue una mujer de fe profunda, de fortaleza admirable y de caridad sin límites. Su maternidad cambió la historia de su hijo, pero también dejó una huella indeleble en la historia de la Iglesia.

Nacida hacia el año 270 en Bitinia (actual región del Mar Negro), Elena fue conocida por su sencillez y belleza. Se casó con el general romano Constancio Cloro, y fruto de ese matrimonio nació Constantino. A pesar de haber sido posteriormente repudiada por razones políticas, Elena supo transformar el dolor en santidad: durante años vivió en el silencio, pero fue allí donde su fe se fortaleció.

Más tarde, su hijo Constantino, ya como emperador, la honró con el título de Augusta, le dio libertad para realizar obras de caridad y puso a su disposición recursos para que sirviera a la fe que había abrazado. Santa Elena usó todo eso con humildad, dedicándose a ayudar a los más necesitados, viviendo con sencillez y pasando largas horas en oración.

Santa Elena es hoy reconocida como patrona de los arqueólogos, de los conversos, de los matrimonios difíciles, de los divorciados y de los nuevos descubrimientos. Pero para nosotros, en esta Parroquia que lleva su nombre, es sobre todo un modelo de madre, de fe y de servicio cristiano.

En este Día de la Madre, pidamos su intercesión por todas las mamás de nuestra comunidad.

¡Feliz Día de la Madre!

Fuente: ACI PRENSA